Donald Trump ha logrado generar alrededor de mil millones de dólares en menos de un año a través de proyectos de criptomonedas que han despertado no solo interés, sino también controversia y preocupación entre los inversores. Esta situación plantea serias dudas sobre la ética y la transparencia en el mundo de las criptomonedas, especialmente cuando un personaje público como Trump se beneficia de iniciativas que, a primera vista, parecen estar más enfocadas en el lucro personal que en el bienestar de los inversores. En un ecosistema donde la confianza es clave, ¿hasta qué punto debemos permitir que figuras políticas incursionen en sectores tan volátiles como el de las criptomonedas? ¡Me encantaría conocer su opinión!